El esmaltado en las piezas de cerámica
Tofio Majorero elaborado por Salomé García con brillo |
Podemos clasificar de forma sencilla los esmaltes por las siguientes
características: Color, brillo, transparencia, grosor, textura, dureza, fluidez,
punto de fusión, o de sus opuestos.
En la Alfarería tradicional de fuerteventura no es de mucha frecuencia su uso, pués se pretende mantener y preservar las piezas en su estado original.
El brillo que se le saca a las piezas es natural , con callos de la mar , almagre en las piezas grandes como el Lebrillo y Bernegal y aquella a la que se le quiere cambiar el color a más rojo o blanquecino , pero es con almagre (tierra agua y petróleo. .) Se forma un teguue y se unta la pieza. Y a partir de ahí se le saca el brillo...con callao (..piedra o laja de Mar)...
En la Alfarería tradicional de fuerteventura no es de mucha frecuencia su uso, pués se pretende mantener y preservar las piezas en su estado original.
El brillo que se le saca a las piezas es natural , con callos de la mar , almagre en las piezas grandes como el Lebrillo y Bernegal y aquella a la que se le quiere cambiar el color a más rojo o blanquecino , pero es con almagre (tierra agua y petróleo. .) Se forma un teguue y se unta la pieza. Y a partir de ahí se le saca el brillo...con callao (..piedra o laja de Mar)...
Los esmaltes están compuestos de tres componentes químicos básicos, el
cuerpo (sílice), el fundente (óxido de plomo) por ejemplo, y el colorante
(óxidos metálicos).
Dependiendo de las características que deseemos conseguir, deberemos
emplear diversos componentes químicos para la creación de un esmalte. Se supone que los primeros esmaltes se dieron en el antiguo Egipto, al, por
casualidad, observar como piezas de cerámica quemadas en hogueras, en la
arena del desierto, quedaban pequeñas motas de esmalte pegadas, debido a los
minerales existentes en la arena.
Una forma rápida y fácil de acercarse al inmenso mundo de los esmaltes
cerámicos es el de utilizar la técnica del “rakú”, (palabra japonesa que
significa “felicidad”).
Lo normal para esmaltar una pieza de cerámica es quemar primero la pieza
para, a continuación aplicarle el esmalte crudo, y volver a quemarla en el
horno, estando el horno a temperatura ambiente, hasta llegar a la temperatura
de fusión del esmalte. (Este tiene que ser más bajo que el del barro).
El
proceso puede durar más de 10 horas en un horno de un metro cúbico y a baja
temperatura (960ºc). Con la técnica del “rakú” lo que se consigue es rebajar drásticamente el tiempo
de quemado del esmalte, pudiéndose realizar en 20 ó 30 minutos.
Consiste en elaborar piezas con barro que aguanten los cambios bruscos de
temperatura (refractario), y un esmalte de muy baja temperatura (850ºc +/-).
El horno vacío se calienta hasta la temperatura deseada rápidamente, para a
continuación introducir en él una o varias piezas, dependiendo del tamaño de
estas o del horno, esperar a que funda el esmalte y sacarlas sobre la marcha,
calientes, al exterior, pudiéndose enfriar inmediatamente sumergiéndolas en
agua.
El esmaltado es una técnica de decoración muy compleja, esto hace que eleve
mucho los costes de producción, haciéndonos perder competitividad en un
mundo tan globalizado.
GALERIA CERÁMICA ESMALTADA
GALERIA CERÁMICA ESMALTADA
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